10 consejos para vencer la timidez al teclado
De acuerdo a la afamada directora de escena Anne Bogart todo acto creativo implica un salto al vacío.
“El salto se ha de dar en el momento adecuado, sin embargo, no está establecido cuándo saltar. “
Anne Bogart
En su ensayo sobre la vergüenza, incluido en el libro titulado La preparación del director. Siete ensayos sobre teatro y arte, Bogart deconstruye una serie de pautas que ella misma utiliza para ayudar a sus actores a perder la timidez y el embarazo que supone mostrarse ante el público.
El acto de escribir tiene mucho que ver con la actuación. Ambos comparten esa magia que une conciencias. Ambos requieren de una fuente que chorrea honestidad a borbotones y que, en cierta medida, abre tu corazón a miradas desconocidos.
Esta similitud nos permite utilizar los consejos que Bogart ofrece a los intérpretes de su compañía para superar las inseguridades que acompañan a aquellos y aquellas que nos enfrentamos a la página en blanco, al teclado, a las fechas de entrega y al tan terrorífico público.
No es ningún secreto que para aprender a dominar el arte de la escritura, es necesario encontrar comodidad en el hecho de estar totalmente expuesto. Pero…¿cómo conseguir el binomio perfecto entre la valoración de la opinión ajena y una autoimpuesta ignorancia de las malas palabras de los desconocidos?
En su manual, de lectura obligatoria para el acceso a la RESAD, Bogart afirma:
“El enemigo del arte es “dar todo por supuesto”: dar por supuesto que sabes lo que estás haciendo, que sabes cómo caminar y hablar, dar por supuesto que lo que “quieres decir” significará lo mismo para aquellos que lo reciben. (…) En mitad de este territorio nuevo encuentras la inspiración, eres derrotado, sientes vergüenza. “
Anne Bogart
Aquí te dejamos 10 conceptos que te ayudarán a perder la timidez ante la página en blanco:
“Debes tener una razón para hacer lo que haces porque estas razones las siente cualquiera que entre en contacto con tu trabajo. (…) No te puedes esconder”.
Anne Bogart
Si deseas saber más sobre cómo abrazar los fracasos, puedes echarle un vistazo a nuestro post sobre el Efecto Lillian.
Se habla mucho de los caprichos de la musa pero los resultados, esos bastardos, van y vienen por sí mismos. Como escritor/a solo puedes ponerte manos a la obra, trabajar, y esperar que suene la flauta, como aquel que dice. Añadir presión a una profesión de por sí agitada, sólo perturbará tu zen y dicen por ahí que eso nunca es bueno.
En este punto, Bogart rememora una de las enseñanzas más útiles de uno de los maestros de la interpretación más valorados. Hablamos de Stanislavski y más concretamente de una técnica de su propia creación conocida como “circunstancias dadas”.
“La parte del cerebro que puede fácilmente desviarte de tu camino es conocida como lóbulo central. Genera ese constante zumbido en la cabeza que quiere censurarte y que acecha para tenderte una emboscada a cada momento. Para poder encontrar un flujo creativo tienes que ocupar el lóbulo central con otra cosa de manera que quede fuera de tu camino. Tienes que implicar esa parte de tu cerebro en alguna tarea inútil para que esté entregado a otra cosa. Sólo ese penetrante zumbido, puedes empezar a ir tras un perfume estétio o un antojo creativo. Solo entonces puedes empezar a confiar en tus instintos. Entonces, una vez que eres libre para ser espontáneo, la intuición puede ser tu guía.”
Anne Bogart
Bogart opina que el arte es el intento de generación de equilibrio ante el desequilibrio. Las situaciones difíciles, requieres de medidas desesperadas y la solución rápida de problemas inmediatos. Cuando pierdes el equilibrio tus sentidos se hacen con el control de la situación y la actividad creativa se intensifica y, por ende, mejora.
Serán muchas las ocasiones en las que sentirás que tu trabajo no conduce a ninguna parte y la sensación de curiosidad que tanto te atraía hacia determinado tema, determinada forma de escribir, etc, parecerá perdida, olvidada, condenada al ostracismo. En su lugar, aparecerá una suplente que no suele caerle demasiado bien a nadie. Hablamos de la inseguridad. Abrázala, ella no decide cuándo aparecer ni tampoco cómo su aparición afecta a tu trabajo. Aunque no lo creas, es tu propio cerebro quien la ha convocado, trátala como una invitada (pero no dejes que se sienta demasiado cómoda). Deja que se quede a tomar algo y después deshazte de ella. Aprender a disfrutar de su compañía es la clave.
Un título simple pero efectivo. Seremos tan breves como Bogart. Durante tu redacción te toparás con incontables dificultades. Enfréntalas de la mejor forma que puedas. Sortea esa frase que no encaja, ese diálogo que parece no tener fuerza, esa escena que sobra…Todo tiene solución, algunas partes serán mejores que otras y así es como debe ser. No te agobies. Sigue escribiendo. Continúa. Avanza. Todo puede ser útil en el producto final.
“Si tu trabajo está demasiado controlado, no tiene vida. Si es demasiado caótico, nadie puede verlo u oírlo”.
Anne Bogart
Busca información, empápate de datos, lee libros similares, acude a la biblioteca, googlea…Ya tienes los datos. Ahora, abandónate al placer de la escritura. No te agobies y deja que el proceso creativo siga su curso.
Quizá este sea el mejor consejo, pues nos muestra una forma provechosa de copar con ellas, la concentración en el detalle. Cada vez que sientas la implacable mano negra de la desorientación o el abandono acercándose a ti; cada vez que notes en los erizados vellos de tu nuca las voces negativas de tu subconsciente susurrándote que no vales para esto, concéntrate en el detalle. Olvídate de cuál va a ser el aspecto final del puzzle y céntrate en alguna pequeña pieza. Deja que esa pieza se encaje sola entre el resto y despliegue sus encantos. Si lo haces, las cosas irán mejorando. Seguir un camino está bien, pero de vez en cuando apetece (y merece la pena) pararse a admirar un árbol, una flor, un pájaro posado en una rama y hasta un caracol.