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El Efecto Lilian: Abrazar los fracasos como técnica de creación literaria

La encantadora Chris, dueña de la academia canadiense de escritura Firefly Creative Writing, habló en una ocasión sobre la enorme fuerza que poseen los fracasos sobre la actividad creativa. Haciéndose eco del popular slogan de Silicon ValleyFail fast, fail often”, que podríamos traducir como “falla rápido, falla a menudo. “

Durante el proceso creativo es importante mantener cierta inocencia y frescura que solo puede conseguirse sin tener miedo a los fracasos

Pero la táctica para que los fracasos no te afecten no está, en contra de la opinión común, en evadirse de ellos, ni en conseguir sortearlos. Muy al contrario, el texto motivacional de Chris Kay nos recuerda que todo y toda artista debe ir en busca de fracasos. Hay que cazarlos. Salir a por ellos. Lanzarse a barriles llenos. Dejar que nos lluevan. Cuando se trata de fracasos literarios, no lo olvides, lo mejor es que los trates como a Pokemon, tienes que intentar hacerte con todos. 

Cuantos más fracasos tengas en tu haber mayor será el número de intentos que hayas hecho y más habrá mejorado la calidad de tu trabajo gracias a ellos. Cambiar el chip y aprender a entender (en cierta medida) los fracasos como éxitos te hará libre. 

La sociedad actual graba a fuego en nuestro cerebro la idea de que solo merece la pena aquellas tareas que conllevan un éxito asegurado. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El Fake it till you make it puede (y solo puede) que funcione en el mundo de cartón-piedra. En actividades y profesiones intangibles para el común de los mortales. Véanse las bellezas creadas por Hollywood, las vidas ideales de los influencers, las entrevistas idílicas concedidas por cantantes. Todos ellos tienen algo en común, siempre parecen tener un día bueno. 

Pero es no sirve cuando pretendes dedicarte a la escritura. La honestidad es la clave del éxito en esto. Reconocer no solo las cosas negativas sino también las bondades de tus fracasos es una parte fundamental de ello. Es más, se trata de un castigo que tú mismo/a puedes transformar en un beneficio, un lujo envidiado por los profesionales de muchos otros ámbitos. 

En su texto Kay nos pone como ejemplo a Lilian quien, tras meses de incertidumbre, decidió poner en práctica esta táctica. Nos cuenta cómo, un día que hasta entonces se presentaba como cualquier otro, Lilian entró en la academia con una sonrisa de oreja a oreja. Parecía otra. Cuando le preguntaron sobre las razones para su dicha, contestó que había tenido una revelación. A partir de ese momento estaba decidida a escribir textos suficientes como para recibir cien rechazos en lo que restaba de año. Su resolución sorprendió a todos los presentes, quienes pronto quedaron atrapados por el efecto Lilian y se decidieron seguir este nuevo modelo de trabajo

Aprendamos todos de Lilian. ¿No sería genial empezar a escribir por el puro afán de escribir? Crear historias sin sentir la obligación de que sean perfectas ofrece un respiro y, por qué no, cierta iluminación. Una iluminación que estimula la imaginación de formas en que nuestro cerebro ya ha olvidado. Experimenta, crea y olvídate del qué dirán. Ese es nuestro consejo de hoy.