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Historias de carretera: 6 tips para crear la road movie perfecta

Las road movies, también conocidas como películas de carretera, conforman desde los años 50 un subgénero propio que ha dado títulos tan variados e interesantes como: Pequeña Miss Sunshine (2006), Airbag (1997), Forrrest Gump (1994), Logan (2017), Camino a la perdición (2002), Diarios de motocicleta (2004), Death Proof (2007), Crossroads (2002) y París, Texas (1984).

El comienzo de la ejecución y progresivo éxito de este tipo de argumentos puede datarse en la época clásica de las grandes producciones hollywoodyenses. Obras como Salvaje (1953) o Sucedió una noche (1934) dieron los primeros pasos en la concepción este género cinematográfico

Con el avance del cine, estas tramas comenzaron a distinguirse de otras temáticas. Poco a poco, la noción del viaje pasa a considerarse como parte explícita de este tipo de historias. De hecho, tan solo veinte años después encontramos ejemplos que dan una vuelta de tuerca al argumento. Este el caso de Easy Rider (1969) o Bonnie & Clyde (1967). 

Así la cosecha de road movies y de literatura de carretera se vio acrecentada conforme iba pasando el tiempo. Tanto en pantalla como en papel es perceptible la inestimable influencia del reconocido autor Jack Kerouac, con sus novelas En el camino y Big Sur.  

En el apartado creativo, la parte más sugestiva de cosechar este tipo de obras, se presenta en la oportunidad que nos ofrecen para explorar el desarrollo de los protagonistas. Si combinamos dicha evolución con el viaje de un punto A a un punto B, nos será posible conformar una perfecta metáfora de cambio. ¿Pero cuáles son los pasos para gestionar correctamente la exposición de una película de carretera?

En general, toda historia de carretera suele regirse por ciertas características. Conviene dejarse guiar por ellas para crear textos en los que nuestros personajes progresen no sólo en lo que a localización se refiere, sino también hasta alcanzar cierto nivel de iluminación anímica y emocional. 

Repasemos las claves más comunes: 

Es importante otorgarle a la banda sonora el lugar que se merece. En toda road movie, la música debe proliferar. El espectador ha de ser capaz de reconocer el progreso de tan “peculiar” personaje, así como el del resto de protagonistas. Como guionistas tenemos la obligación de representar multitud de estados emocionales mediante la escrupulosa selección y adecuación de sintonías. Debemos apoyar nuestro relato en las canciones apoyándonos en ellas para segmentar la narración, pautando el viaje. 

No lo olvides, antes de ponerte manos a la obra en la guionización de una road movie, es más que recomendable empaparse de música. Después de todo, ¿qué mejor manera de empezar un proyecto creativo que dejándose llevar por el ritmo?

No obstante, no debemos tomar esta característica como una obligatoriedad pues, es sabido por todos, que cualquiera personalidad puede evolucionar si es sometida a ciertas situaciones o conflictos.

Aunque no se trata de una característica en sí misma, es recomendable tener esto siempre en mente a la hora de escribir una historia de carretera.  Recuerda: el formato funciona en barcos, aviones, sidecars y hasta en naves espaciales.