6 tipos de personaje que cautivarán a tus lectores
La creación de personajes, el primer paso para atraer a tu público
Los personajes son las estrellas de toda historia. Los amantes de la escritura solemos escuchar a menudo que nuestra máxima preocupación ha de ser crear personajes interesantes. Sin embargo, la palabra “interesante” se antoja demasiado limitada. Quizá un término más adecuado sería “cautivadores”. Pero…
¿Cuáles son las cualidades que convierten a un personaje cualquiera en un ser cautivador del que ni lectores, ni público, ni jugadores puedan apartar los ojos? Echando un vistazo a la historia de la narrativa, es posible afirmar que existen un total de 6 modelos de personalidad que incrementan el interés del lector en el relato.
1. La PERFECTA IMPERFECCIÓN
Se presenta como un individuo perfecto en casi todos los aspectos…hasta que comenzamos a conocerlo un poco mejor. Suele poseer un enorme Talón de Aquiles. Por lo general dicho defecto se apoya en un punto ciego emocional que acaba por corromper todo lo que rodea al sujeto. En El Gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald, el propio Jay Gatsby se presenta con tales cualidades que acaban por conducirle a (spoiler) tan trágico final.
La PRESENCIA INOCENTE en un MUNDO CRUEL
Puede tratarse de un adolescente que se encuentra sumido en un conflicto armado y acaba por convertirse en un símbolo de esperanza (ejem ejem… Los juegos del hambre). También puede tratarse de un niño empujado a cometer actos malignos por seres malvados. Este personaje es capaz de contemplar la belleza tanto en las pequeñas cosas como en los corazones del resto de personajes. Recuerda: no tiene por qué diseñarse como un infante. Cualquier adulto con alma joven, inocente y pura es válido. Ese es el caso de “Melita” o Melanie en Lo que el viento se llevó.
El CREYENTE RADICAL
Es el tercero de los modelos de personalidad predilectos por los lectores. Puede ser un demente que persigue una devoción más allá de todo bien o mal alimentada por su propia mente perturbada. Alguien dispuesto a darlo todo por una causa, sin importar los riesgos que ello implique. El personaje de Lord Voldemort, en la saga Harry Potter es un perfecto ejemplo de creyente radical. Algo que queda patente en todos y cada uno de los libros protagonizados por el joven mago.
El ELEGIDO
Hablamos de personalidades cuyo devenir ha sido forjado por el mismísimo destino. Su vida ha sido diseñada por entes ajenos a ellos mismos, lo que supone una gran carga. Esto les lleva a debatirse en los planos existencial y emocional. Es la forma más fiable de crear un personaje mítico. Es común toparse con protagonistas de este tipo en la narrativa juvenil.
El IDEAL SOÑADO
La creación de este modelo de personaje es, sin duda, la que conlleva más satisfacciones. Un espécimen utópico, fruto de nuestro ensueño, ¿y por qué no? De todos. Encontramos uno de los ejemplos esenciales de esta figura en la literatura romántica, donde tanto héroes y heroínas como sus objetos de interés pueden alcanzar inverosímiles niveles de perfección. Este prototipo funciona genial en novelas o historias cortas ligeras que buscan entretener a lectores que desean sentirse realizados en los campos personal y amoroso. Este es el caso de El diario de Noah de Nicholas Sparks. Otro tanto ocurre con Orgullo y Prejuicio de Jane Austen.
La PERSONA CORRIENTE
Por último, pero no por ello menos importante, llega el momento de otorgarle su lugar de honor conviene a la personalidad más atrayente de todas. No te dejes engañar por su aspecto taciturno y mustio. Lo creas o no, estos personajes resultan perfectos a la hora de escribir épicas cotidianas. Un estupendo ejemplo de este tipo se encuentra en la novela Gente Normal (2018) de Sally Rooney.
Cualquiera de estos prototipos puede ayudarte a desarrollar personajes cautivadores en tus escritos. ¿A qué esperas para introducirlos en tus historias? Estamos deseando descubrir de lo que eres capaz.
